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DIA 2: Las miles de escaleras a Sigiriya y Pidurangala

2 Septiembre 2014

El segundo día en Sri Lanka lo identifico con escaleras. En realidad, todo Sri Lanka lo identifico con escaleras, pero hay una razón: para visitar la mayoría de las turísticas en Sri Lanka hay que subir escaleras primero.

Desayunamos los sausage rolls que habíamos comprado el día anterior en Benthota Bakehouse (leer aquí para más información) y a las 7 de la mañana salimos hacia Sigiriya. Madrugamos tanto porque leímos en otros blogs que era recomendable hacerlo para evitar las horas de sol pero al final resultó que la prácticamente toda la subida está a la sombra. Llegamos en media hora con nuestro conductor Shante, compramos las entradas (3900LKR) y fuimos a los baños que están cerca antes de empezar el ascenso.



Sigiriya es una roca de 370 metros, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, resto de una erupción de magma endurecido de un extinto y largamente erosionado volcán. Tiene una cima plana donde a un (loco) rey se le ocurrió construir un palacio. 


Las escaleras estan bien preparadas para que cualquiera pueda subir sin problemas aunque no es nada recomendable para quien tenga miedo a las alturas. Leímos que había que subir 1500 escaleras pero no las contamos. Eso sí, nosotros tardamos 45 minutos en subir. Se empieza con unos escalones de roca, fáciles de subir, hasta llegar a unas metalicas en forma de caracol. Hay un pequeño descanso en una cueva donde hay unos bonitos frescos en la pared. La subida sigue después de un pasillo hasta llegar a una terraza a medio nivel que incluye la Puerta del León, donde las garras del león te dan ánimos para que sigas subiendo otras tantas escaleras. La fase final es probablemente la que más escaleras tiene sin descanso. Y arriba del todo, algo que te deja sin aliento: las increibles vistas y los restos de ese palacio que te hacen imaginar la grandeza del palacio que pudo haber en aquellos tiempos, con sus fosos y piscinas, muros y jardines. 

Recorrimos las ruinas de todo el palacio de arriba a abajo. Menos cuando subió un gran grupo de asiaticos, estabamos prácticamente solos. Es una gozada que un lugar tán turistico lo teníamos prácticamente para nosotros. 



Shante, nuestro conductor, dijo que nos esperaría en el parking, no en la entrada donde nos había dejado. La encontramos por intuición porque la verdad, no está bien señalizado. La visita completa nos llevó desde las 8.30 hasta las 11:00 de la mañana. La mayoría de las escaleras estan a la sombra, hay descansos y no se hace demasiado duro, pero es recomendable llevar mucha agua. Cuidado! Hay muchos locales esperando en las escaleras dispuestos a ayudarte a subir y luego vendrán a pedirte dinero. Si no necesitas ayuda, asegurate de que no te ayudan.

Como las 1500 escaleras del Sigiriya nos parecieron pocas, fuimos seguido a subir Pidurangala.

Pidurangala está justo al lado del Sigiriya y al ser mucho menos conocida, es más barata (300LKR) y hay mucha menos gente. En este caso, la entrada no es atractiva (es más bien cutre) pero la subida es espectacular. Las escaleras son todas de piedra, desiguales, entre árboles y rocas. Mucho más "salvaje" que la subida a Sigiriya y mucho más emocionante. Una aventura en sí misma. A medida que llegas a la cima, se van acabando las escaleras y sigues una senda que te lleva a una zona de piedras donde hay que escalar. Acordaros por donde habeis llegado a la cima porque a nosotros al bajar nos costó unos minutos encontrarlo.

Y qué decir de lo que vimos una vez arriba...: Una impresionante vista de Sigiriya y los alrededores. Precioso. No hay palabras. La escalada y los sudores merecieron totalmente la pena. Y además, estabamos solos. Esta vez si. No había nadie.



Despues de haber pasado un rato sentados disfrutando de las vistas, había llegado el momento de bajar esas rocas que habíamos escalado entre sudores. Nos costó unos minutos encontrar justamente el punto por el que habíamos subido y al final, la bajada resultó ser más fácil que la subida. Había que recordar bien el camino de vuelta, porque el sendero en algunos momentos se puede confundir, pero una vez que encuentras las escaleras de piedra, ya no tiene pérdida. 

Fuimos a comer a New Sigiri Restaurant, donde comimos en un buffet libre por 900LKR por persona. La comida estaba muy bien pero yo lo pasé especialmente mal por los mosquitos a los que parecia gustarles demasiado. En un momento, se creó una nube de mosquitos a mi alrededor que llegué a agobiarme. Los camareros pusieron en marcha el ventilador y tambien unas velas para ahuyentar a los mosquitos pero nada funcionó. Estoy segura fue el acondicionador de pelo o el suavizante de la ropa, que olía tan bien que los mosquitos no querían irse. ;)

Volvimos a Dambulla a media tarde, muy cansados pero sin muchas ganas de descansar. Debíamos ir a enterarnos de donde paraba el autobús a Polonnaruwa. Habíamos decidido ir en transporte público asi que fuimos a la estación de autobuses.


En el camino, recorrímos la ciudad de Dambulla, que son prácticamente dos calles que se cruzan. Todas las tiendas estan abiertas y dan a una calle ruidosa y llena de tráfico. Las aceras son el escaso metro y medio (a veces más o menos) de grijo entre el asfalto de la carretera y la tiendas. Ya no pegaba tanto el sol y los locales aprovechaban para salir a la calle y hacer las compras. Los tuktuk, aparcados entre la acera y la carretera, no paraban de mirarnos y de ofrecerse para llevarnos a las Cuevas de Dambulla (leer aquí). 




Cerca de la estación, vímos un colorido mercado local donde por primera vez regateamos y aprendimos que los Sri Lankeses asienten moviendo la cabeza de lado a lado. Es gracioso, porque en realidad crees que está dudoso y que no accede al precio que le propones. 




Los edificios se van construyendo piso a piso. Parece que esperan a tener la planta baja ya decorada para empezar a construir la primera planta. Y si hace falta, añaden las escaleras por fuera del edificio. Me imagino que cuando ahorran lo suficiente para construir más pisos, es cuando empiezan a hacerlo. Inteligentes. No como nosotros, que nos hipotecamos hasta arriba para tener gran chalet que casi ni podemos permitirnos.

Identificamos el autobús número 41 con destino a Kaduruwella y vimos que no paraba en la estación sino en la calle principal. Ése sería el autobus que nos acercaría al día siguiente a Polonnaruwa. Estaba todo bajo control. Fuimos a cenar a Man-J, un restaurante con un servicio muy lento pero una comida buena y barata. Cuatro platos principales y un par de cervezas Lion (cerveza del país) fueron 1500LKR.



INFORMACIÓN DE INTERÉS

Alojamiento en Dambulla: CLN Guesthouse (leer opinión aquí)

Gastos del día - 2 de septiembre:
  • Entradas: 3900LKR a Sigiriya (incluye DVD) y 300LKR a Pidurangala.
  • Transporte: 3000LKR a Sigiriya y Pidurangala desde Dambulla.
  • Comida: 4260LKR los cuatro (900LKR por persona el buffet y 200 la botella de agua).
  • Cena: 1500LKR los cuatro por cuatro platos principales y dos cervezas Lion.
  • Alojamiento: 1755LKR por persona y noche.

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